¿Cuál es la relación que existe entre los problemas de pareja y los problemas en la sexualidad?
En la mayoría de los casos, la salud del vínculo amoroso que hay en una relación de pareja tiene mucho que ver con el modo en el que viven su sexualidad.
Y es que excepto en el caso de las personas asexuales, la vida sexual está ligada al modo en el que la gran mayoría de personas expresan su afecto por la persona con la que están en una relación de pareja; no es solo cuestión de placer o diversión.
Por eso, cuando una pareja que pasa por malos momentos decide acudir a terapia de pareja, uno de los aspectos de la vida que muchas veces revelan problemas es la sexualidad. Veamos de qué manera se establece esta conexión entre esos dos ámbitos de la vida íntima.
El vínculo entre la relación de pareja y la sexualidad
Con el paso del tiempo, lo que entendemos por amor ha ido cambiando mucho, hasta el punto de que hace varios siglos el afecto que unía a dos personas involucradas en una pareja se parecía muy poco al actual amor romántico. Sin embargo, que el tipo de vínculo afectivo que predomina en las parejas hoy en día esté condicionado por la cultura no significa que no tenga sentido, o que sea arbitrario.
De hecho, hay un tema que siempre ha ido de la mano de la experiencia del amor de pareja: la sexualidad. Este conjunto de comportamientos y de interacciones íntimas es una de las formas básicas de expresar el afecto en acciones, y posiblemente lo haya sido de manera ininterrumpida desde antes de la aparición del lenguaje.
Es cierto que la conducta sexual no se utiliza solo para expresar amor, pero siempre que hay amor de pareja (salvo en las excepciones que hemos visto de personas asexuales), hay sexualidad. Lo cual no significa que quererse mucho implique hacer mucho el amor, pero sí encontrar un equilibrio en la manera de vivir juntos el sexo; una compatibilidad difícil de describir con palabras, porque tiene más que ver con la química que con lo racional o lo lógico.
Así pues, si en una relación de pareja surge un desajuste a nivel de la sexualidad, es posible que en un inicio no ocurra nada significativo, pero a medio y largo plazo acostumbran a aparecer problemas. Los miedos en estos casos son habituales, así como la inseguridad e incluso la conducta compensatoria, que a su vez trae más problemas. Aparece así una reacción en cadena que se puede sumar a otras dificultades por las que está pasando la relación, facilitando que empiece a manifestarse una crisis de pareja.
Del mismo modo, los problemas de pareja que en principio no tienen que ver con lo sexual acostumbran a “filtrarse” también en este ámbito de la relación, lo cual suele conducir a la búsqueda de la autosatisfacción o al hastío en caso de que existan conflictos y discusiones, por ejemplo, o pasividad y miedo al fracaso, si se asume un rol de pareja dependiente y sumisa, por poner otro ejemplo. A la práctica, es casi imposible disociar totalmente las relaciones sexuales del resto de cosas que pasan en una relación de pareja.
La terapia de pareja y la sexualidad
Habiendo visto lo anterior, no resulta sorprendente que muchas personas acudan al psicólogo buscando terapia de pareja, cuando lo que en realidad necesitan es una combinación de terapia de pareja y terapia sexual. A fin de cuentas, se trata de vasos comunicantes, para bien o para mal, y cuando aparece un problema en uno de estos ámbitos, afecta también al otro. Afortunadamente, esto también significa que el problema de fondo puede ser abordado por ambas vías.
Veamos de qué manera trabajamos los equipos de psicólogos para ayudar a quienes necesitan apoyo profesional tanto en la manera de relacionarse con su sexualidad como en el modo de comunicarse, convivir y expresar afecto en otros aspectos de la vida.
¿Qué se hace en terapia de pareja?
La terapia de pareja es una forma de intervención psicológica hecha en un grupo de tres (el profesional de la terapia, y los miembros de la pareja, que acuden a las sesiones a la vez). En este proceso, se crea un espacio de comunicación poniendo énfasis en la necesidad de no prejuzgar y dejar que cada persona se exprese de manera honesta, para luego buscar soluciones comunes, por un lado, y entrenar nuevos hábitos que refuercen el vínculo amoroso.
Así pues, los psicólogos ayudamos a adoptar la teoría de lo que significa convivir bien y amarse, pero sobre todo la práctica, proponiendo rutinas y tareas a practicar entre las sesiones y que modifican tanto el estilo de vida como las creencias de cada uno de los pacientes, actuando tanto a nivel individual como de pareja en constante interacción.
¿Qué se hace en terapia sexual?
Aunque la terapia sexual es independiente de la anterior (se puede utilizar en personas que no tienen pareja), muchas veces estos ámbitos se solapan, como hemos visto. Se trata de un servicio en el que se ayuda a la persona a mejorar la plenitud de su vida sexual, tanto en compañía de alguien como en solitario.
No se trata únicamente de dar solución a las posibles disfunciones secuales; incluso alguien sin trastornos de este tipo puede beneficiarse de los efectos positivos de la terapia sexual, que en la mayoría de los casos se plasman aunque sea en la seguridad en uno mismo, la aceptación del propio cuerpo y la propia desnudez, la mayor predisposición a complacer tanto a la otra persona como a uno mismo, etc.
Si además tienes dudas de cómo hablar de este tema en familia no dudes en contactarme:
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